El peor enemigo, nunca deja de sorprendernos, es invisible.
Nuestra forma de vida está llena de ventajas y comodidades que requieren un mantenimiento adecuado para así cumplir las medidas higiénicas necesarias para la seguridad vital humana.
Vivimos en espacios ganados a la intemperie.
Estos espacios creados por el hombre, si no son cuidados mediante unas estrictas medidas higiénicas, constituyen un hábitat para hongos, virus y bacterias con una capacidad de adaptación 100.000 veces superior en rapidez y propagación a la de cualquier especie de ave, mamífero o reptil.
¡Pero tranquilidad!, no todos estos virus o bacterias son perjudiciales ni nocivos/as para el ser humano.
En esta ocasión, estamos ante una bacteria muy dañina y perjudicial pero que está perfectamente localizada y ubicada dentro de las infraestructuras en las que desarrollamos nuestra vida y nos relacionamos.
¿Problema? La ingestión de la Legionella en nuestro organismo.
¿Cómo? Mediante una mala praxis en los protocolos de higiene en todos y cada uno de los proceso de la cadena alimentaria.
¿Lo solucionamos? GSM sabe perfectamente los protocolos preventivos para evitar la aparición de la Legionella. Localizamos los lugares óptimos para el desarrollo de las cepas a la vez que formamos a las personas responsables de la manipulación de alimentos para normalizar una adecuada rutina de higiene.